Tres meses pasaron después de que por esas cosas del destino me vi involucrado en una de las experiencias más importantes de mi vida... completar una vuelta al mundo al planeta!
Una vuelta a nuestro mundo, a nuestro pedazo de roca llamada tierra. Más de 58.000 Km. recorridos, guitarra al hombro, partiendo desde Santa Cruz de la Sierra, cruzando el Atlántico, pasando por Europa, Sur de Asia, el Océano Indico, El archipiélago de Indonesia, el continente Australiano, alcanzando y atravesando el Océano Pacífico para luego cruzar Estados Unidos de costa a costa desde Los Angeles hasta Washington, para finalmente dirigirme al Sur, terminando mi recorrido en el mismo punto de partida, previo paso por Buenos Aires.
3 meses que atizaron mi mente y mi corazón, haciéndolos diferentes, viendo el mundo de otra forma, dejando de lado actitudes y habitos esclavistas a nosotros mismos que nos aferran a una sola forma de pensar, que no nos deja florecer como seres humanos. En este blog, al que todo el mundo es bien venido (léase literalmente), pretendo relatar mis experiencias vividas, una a una.
El orden de los articulos es cronológico, y aparece de primero el último publicado, recomiendo su lectura desde el fondo.
Sírvanse pues de estas experiencias a fin que sean de inspiración para conocer y amar nuestra casa en el universo que es nuestro planeta… o como le llamo yo: “El laboratorio favorito de Dios”.

XII. Tocar la vida...

Me encontraba en un mercado popular en la ciudad de Bandung, con sus coloridas sombrillas cuadriláteras, su multitudinaria asistencia, y con el mismo aire informal y desordenado de nuestros mercados latinoamericanos. Estaba adquiriendo un interesante trabajo en madera donde me confeccionaban el numero 170 en letras muy bien logradas, con el nombre de mi familia mas pequeño para poder lucirlo en el portal de mi domicilio en Santa Cruz, en eso sentí que un ser diminuto me jalaba la manga del pantalón. Era un niño Indonesio natural de Bandung de unos 4 años de edad con el clásico cerquillito asiático y una sonrisa por demás de amorosa, me imaginé que solo deseaba llamar mi atención puesto que ellos sienten gran afecto por los extranjeros. Yo, devolviendo el gesto de simpatía le acaricie la cabeza, en eso su mamá que estaba a un par de metros de nosotros notó que le puse la mano y en un acto de protección súbita brincó hacia el niño jalándolo del brazo para alejarlo de mí y solo dejarme una mirada adornada de un seño fruncido.

Varias semanas después, mientras paseaba por un mall de la ciudad de Yakarta junto a mis queridísimos amigos Jaime Soliz de Potosí y Cristina Galan de Cuba, me acerque a otro niño pequeño que parecía examinar unas camisas que estaban en exposición, como es habitual en mi, cariñosamente le acaricié la cabeza otra vez en señal de simpatía. En eso la mamá que estaba también cerca miró la escena y se volvió a repetir lo mismo que en Bandung.

Mi amigo Jaime que estaba junto a mí me aclaro la figura… me dijo: “Nunca le toques la cabeza a un Indonesio!”. Luego supe de varias bocas que el tocar la cabeza esta relacionado al aura de las personas. Para ellos la cabeza es como una fuente de luz espiritual, y esa luz puede verse afectada o “cambiar su color” si otra luz mas fuerte o diferente invade su fuente…. O algo así. La cosa es que es la mayor ofensa tocarle la cabeza a cualquier indo-asiático.

En nuestra cultura, mas específicamente en el Cristianismo, se habla también de Ungir la cabeza con aceite, y la imposición de manos sobre esta para consagración de las personas, y también para sanidad. Lo cierto es que la cabeza es la parte mas importante del ser humano, y representa la vida misma. Después de entender esto, veo desde otra ángulo la responsabilidad de ser “cabeza de mi hogar”.

2 comentarios:

Jobove - Reus dijo...

un honor entrar en tu blog

saludos desde Reus Catalunya

Anónimo dijo...

Nuevamente me has dejado sorprendido con tu magnífico ojo de cronista. Te felicito.

P.D. Ya nos anadamos mereciendo una vineada, ¿no? Con Tico Jordán incluído, por supuesto.

Un gran abrazo.