Me encontraba en un mercado popular en la ciudad de Bandung, con sus coloridas sombrillas cuadriláteras, su multitudinaria asistencia, y con el mismo aire informal y desordenado de nuestros mercados latinoamericanos. Estaba adquiriendo un interesante trabajo en madera donde me confeccionaban el numero 170 en letras muy bien logradas, con el nombre de mi familia mas pequeño para poder lucirlo en el portal de mi domicilio en Santa Cruz, en eso sentí que un ser diminuto me jalaba la manga del pantalón. Era un niño Indonesio natural de Bandung de unos 4 años de edad con el clásico cerquillito asiático y una sonrisa por demás de amorosa, me imaginé que solo deseaba llamar mi atención puesto que ellos sienten gran afecto por los extranjeros. Yo, devolviendo el gesto de simpatía le acaricie la cabeza, en eso su mamá que estaba a un par de metros de nosotros notó que le puse la mano y en un acto de protección súbita brincó hacia el niño jalándolo del brazo para alejarlo de mí y solo dejarme una mirada adornada de un seño fruncido.
Varias semanas después, mientras paseaba por un mall de la ciudad de Yakarta junto a mis queridísimos amigos Jaime Soliz de Potosí y Cristina Galan de Cuba, me acerque a otro niño pequeño que parecía examinar unas camisas que estaban en exposición, como es habitual en mi, cariñosamente le acaricié la cabeza otra vez en señal de simpatía. En eso la mamá que estaba también cerca miró la escena y se volvió a repetir lo mismo que en Bandung.
Mi amigo Jaime que estaba junto a mí me aclaro la figura… me dijo: “Nunca le toques la cabeza a un Indonesio!”. Luego supe de varias bocas que el tocar la cabeza esta relacionado al aura de las personas. Para ellos la cabeza es como una fuente de luz espiritual, y esa luz puede verse afectada o “cambiar su color” si otra luz mas fuerte o diferente invade su fuente…. O algo así. La cosa es que es la mayor ofensa tocarle la cabeza a cualquier indo-asiático.
En nuestra cultura, mas específicamente en el Cristianismo, se habla también de Ungir la cabeza con aceite, y la imposición de manos sobre esta para consagración de las personas, y también para sanidad. Lo cierto es que la cabeza es la parte mas importante del ser humano, y representa la vida misma. Después de entender esto, veo desde otra ángulo la responsabilidad de ser “cabeza de mi hogar”.
Varias semanas después, mientras paseaba por un mall de la ciudad de Yakarta junto a mis queridísimos amigos Jaime Soliz de Potosí y Cristina Galan de Cuba, me acerque a otro niño pequeño que parecía examinar unas camisas que estaban en exposición, como es habitual en mi, cariñosamente le acaricié la cabeza otra vez en señal de simpatía. En eso la mamá que estaba también cerca miró la escena y se volvió a repetir lo mismo que en Bandung.
Mi amigo Jaime que estaba junto a mí me aclaro la figura… me dijo: “Nunca le toques la cabeza a un Indonesio!”. Luego supe de varias bocas que el tocar la cabeza esta relacionado al aura de las personas. Para ellos la cabeza es como una fuente de luz espiritual, y esa luz puede verse afectada o “cambiar su color” si otra luz mas fuerte o diferente invade su fuente…. O algo así. La cosa es que es la mayor ofensa tocarle la cabeza a cualquier indo-asiático.
En nuestra cultura, mas específicamente en el Cristianismo, se habla también de Ungir la cabeza con aceite, y la imposición de manos sobre esta para consagración de las personas, y también para sanidad. Lo cierto es que la cabeza es la parte mas importante del ser humano, y representa la vida misma. Después de entender esto, veo desde otra ángulo la responsabilidad de ser “cabeza de mi hogar”.
2 comentarios:
un honor entrar en tu blog
saludos desde Reus Catalunya
Nuevamente me has dejado sorprendido con tu magnífico ojo de cronista. Te felicito.
P.D. Ya nos anadamos mereciendo una vineada, ¿no? Con Tico Jordán incluído, por supuesto.
Un gran abrazo.
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